Comprendiendo la ansiedad
La ansiedad es una de las experiencias más comunes y limitantes en la vida moderna. Puede interferir con nuestro bienestar, nuestras relaciones y con el disfrute pleno del presente. Por eso, en este video guiado por un experto en salud mental, te invitamos a observarla desde un lugar distinto: con comprensión, herramientas y conciencia.
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¿Qué es realmente la ansiedad?
La ansiedad es ese estado mental que nos proyecta constantemente hacia el futuro. Nos hace sentir que algo malo va a pasar, aunque no haya señales reales de peligro. No es una falla personal, ni algo que hay que eliminar por completo. Es un mecanismo de supervivencia que, mal gestionado, se vuelve agotador.
Se activa cuando queremos controlar lo que no podemos, cuando vivimos en constante “¿y si pasa esto?”. El problema es que en ese intento de control perdemos lo más valioso: el presente.
🧠 La ansiedad como un “monstrito mental”
En el video, se describe la ansiedad como un monstrito que nos susurra cosas que no son reales. Nos anticipa escenarios negativos que rara vez ocurren. Según estudios, el 95% de los pensamientos ansiosos no se cumplen. Aun así, los creemos, y reaccionamos como si fueran verdad.
Entender esto es el primer paso para empezar a soltar su poder sobre nosotros.
🔁 Ansiedad y la necesidad de control
Uno de los grandes disparadores de la ansiedad es la intolerancia a la incertidumbre. Buscamos certezas, pero la vida está hecha de imprevistos. La ansiedad se vuelve una resistencia constante a lo que no podemos manejar.
Cuanto más luchamos contra lo incierto, más ansiedad sentimos. Aprender a confiar y soltar el control, incluso por momentos, nos ayuda a recuperar el equilibrio interno.
💡 Herramienta 1: Reconocer la irrealidad del pensamiento ansioso
Una de las herramientas más poderosas es empezar a cuestionar nuestros pensamientos. Preguntarnos: “¿Esto que me estoy diciendo es verdad?” “¿Hay pruebas reales de que va a pasar?”.
Muchas veces nos damos cuenta de que vivimos atrapados en una película mental que no se ajusta a la realidad.
🧘♀️ Herramienta 2: Practicar mindfulness
El mindfulness (atención plena) es una práctica que nos entrena para volver al presente. Cuando llevamos la atención al cuerpo, a la respiración o a los sentidos, le damos un descanso a la mente ansiosa.
Podés empezar con algo simple: mientras lavás los platos, caminás o respirás, llevá la atención 100% a esa experiencia. Sentí, observá, volvé una y otra vez. Es normal distraerse. Lo importante es regresar.
🌊 Sentir la emoción, no evitarla
Otro punto clave es dejar de pelear con lo que sentimos. En lugar de huir de la ansiedad o taparla, el video invita a observarla con presencia: ¿Dónde la siento en el cuerpo? ¿Qué pasa si la respiro?
Las emociones no duran para siempre. Si las dejamos fluir, se disuelven más rápido. La clave es no identificarse con ellas, sino observarlas pasar.
🧠 Herramienta 3: Cuestionar creencias y narrativas
Mucho de lo que nos decimos día a día no es verdad: son creencias heredadas, automáticas, que nunca pusimos en duda. Cambiar esa narrativa interna es clave para transformar cómo nos sentimos.
Un pensamiento no es un hecho. Aprender a diferenciar eso cambia todo.
⚖️ Ni todo negativo ni todo “positivo”: la importancia del realismo
El video también habla sobre la trampa de los extremos: ni el catastrofismo ni el “todo está bien” forzado ayudan. Lo que sí ayuda es cultivar un pensamiento realista, amable y consciente.
Eso nos permite tomar decisiones desde la calma, no desde el miedo.
🆘 ¿Y si la ansiedad es muy fuerte?
En casos de ansiedad intensa, es importante pedir ayuda profesional. No estás solo/a. Buscar acompañamiento no es un signo de debilidad, sino de amor propio.
🌱 En resumen: la ansiedad no se elimina, se transforma
No se trata de que la ansiedad desaparezca, sino de aprender a convivir con ella desde otro lugar. Con herramientas, con atención, y sobre todo, con presencia.
Podés empezar hoy. Un paso. Una respiración. Una nueva forma de mirar lo que sentís.
Si este contenido te resonó, recordá: no estás solo/a, y no tenés que resolverlo todo de golpe. Solo empezar a observarte, y dar un paso a la vez.